Reciclar no solo protege al medio ambiente, sino también la salud de las personas. La acumulación de basura en vertederos abiertos puede liberar sustancias tóxicas que contaminan el aire, el suelo y el agua. Cuando los residuos no se separan, muchos terminan siendo quemados, lo que produce humo cargado de dioxinas y otras partículas dañinas para el sistema respiratorio. Por otro lado, los desechos electrónicos mal gestionados liberan metales pesados como plomo y mercurio, que afectan al sistema nervioso y pueden llegar a la cadena alimentaria. Al implementar sistemas de reciclaje adecuados, se previene la propagación de enfermedades relacionadas con la contaminación, se mejora la calidad del aire y se protege la salud de las comunidades, especialmente de aquellas que viven cerca de zonas de desecho.